Agresión con silencio: cuando alguien deja de hablarte
En las interacciones humanas es imposible no comunicarse. "¿Por qué no me llamaste para decirme que llegarías tarde?" "¿Dónde me equivoqué?" "¿Por qué me mentiste?" Se pueden hacer muchas preguntas. Es justo discutir, confrontar, aclarar el propio pensamiento para encontrar un punto de encuentro...
El problema surge cuando en respuesta obtenemos el "silencio absoluto". ¿Qué sucede cuando el silencio es el único mensaje que nos llega de las personas más cercanas a nosotros. El uso del silencio obstinado, en las interacciones interpersonales, puede desencadenar un estado de fuerte incertidumbre emocional, como si el mensaje "no existes" nos llegara.
Elías Canetti dijo: "Hay algunos que en silencio alcanzan su máxima maldad". Un silencio decidido y severo, a veces, puede ser más humillante y devastador que un juicio verbalizado.
"El uso del silencio es sin duda una de las formas más sutiles de abuso emocional, un arma invisible para evitar la confrontación directa y así gestionar la relación de forma manipuladora"
El silencio se convierte en un arma real, un arma que quienes la usan saben hacer malabares, se usa, de hecho, con mucha artesanía.
Después de una pelea o un desacuerdo, o incluso sin causa aparente, a la clásica pregunta: "¿Qué pasa?" obtienes una respuesta fría y desarmante, "¡Nada!". Y luego, más silencio.
"El silencio en respuesta a una pregunta o a una solicitud de contacto produce un vacío que, al no poder ser llenado por respuestas objetivas, está inevitablemente cargado por las dudas de quienes hicieron la pregunta"
La falta de diálogo puede impedirnos entender por qué estamos siendo "castigados" (es decir, dónde nos hemos equivocado, lo hayamos hecho mal o bien) y en todo caso nos niega la posibilidad de explicar nuestras razones, de defendernos de las acusaciones, de remediar el daño de alguna manera. El silencio, de hecho, interrumpe el puente entre nosotros y el otro y nos consigna a una condena sin motivación y sin apelación, quitándonos el único punto de apoyo posible: el diálogo.
Por supuesto, todos tenemos derecho a no responder a una pregunta, pero no en el contexto de una relación, amistad o simple cita, cuando la solicitud representa algo importante.
Y no estamos hablando de personas con problemas de memoria que olvidan tu pregunta sino de personas que optan por no responder, ni con palabras ni con hechos. Y no por un período definido: simplemente no te responde.
"Gestionar el silencio es más difícil que gestionar el discurso", dijo el periodista y político Georges Clemenceau. Sin duda, el silencio puede decir mucho sin decir nada, pero hay que tener mucho cuidado a la hora de usarlo porque, en palabras del músico Miles Davis, "el silencio es el ruido más fuerte".
El uso del silencio es abuso porque:
Es un comportamiento pasivo-agresivo que quiere lastimar a la otra persona.
Muestra falta de cuidado, falta de respeto y falta de valor
Es un comportamiento muy a menudo implementado por narcisistas con el fin de manipular y castigar.
Puede contribuir a la depresión, ansiedad, baja autoestima y a la inestabilidad psicológica
Dejaremos claro una cosa desde el principio: Dejar de hablar con alguien es una forma de agresión.
En primer lugar, es importante distinguir entre el silencio que surge del deseo de no discutir más, porque se entiende que el conflicto ha llegado a un punto muerto y no queremos echar más leña al fuego, y el silencio que se utiliza como arma para castigar al otro. La persona que recurre al silencio como castigo suele hacerlo porque no tiene otros recursos psicológicos para hacer frente a la situación. El silencio es su respuesta por varias razones:
– Cree que su interlocutor no lo escucha, que no está abierto a su punto de vista y utiliza el silencio para "obligar" al otro a escucharlo. – Piensa que su interlocutor debe disculparse por su actitud o sus palabras, y utiliza el silencio como advertencia. - Piensa que no tiene sentido hablar del tema porque no podrá llegar a un acuerdo, por lo que utiliza el silencio para hacer que el otro ceda. – Se siente profundamente ofendido, pero no quiere reconocerlo y utiliza el silencio para que los demás se arrepientan. – No quiere tratar un tema delicado, por lo que acusa al otro y lo castiga con silencio, para asegurarse de que cambia de tema.
Cualquiera que sea la razón, este uso del silencio tiene como objetivo doblegar al otro, es una especie de castigo a través del cual uno culpa a la otra persona y pone la responsabilidad de la relación en sus manos. Es como decir "no voy a decir nada más, mira lo que quieres hacer, la responsabilidad última es tuya". Esto significa que la persona que guarda silencio no está interesada en resolver el conflicto a través del diálogo, sino que simplemente quiere que la otra persona acepte su punto de vista.
El uso del silencio como castigo implica una actitud manipuladora y agresiva Utilizar el silencio como arma psicológica para castigar a alguien es una actitud infantil que no resuelve nada, porque aunque proporciona una gratificación egoísta para quienes lo aplican, deja un sabor amargo en la boca de su interlocutor y también deja huellas en la relación. De hecho, poco a poco se establece una relación de manipulación emocional en la que la persona es sometida mediante el silencio. No hay duda de que el silencio puede tener múltiples significados, pero usarlo como castigo implica una actitud pasivo-agresiva. Es decir, dejar de hablar con una persona es una agresión velada. De hecho, en algunos casos este tipo de silencio puede dejar cicatrices más profundas que la agresión verbal directa, porque el silencio es un vacío susceptible a cualquier tipo de interpretación.
Debemos recordar que la distancia emocional que impone el silencio no es la mejor manera de resolver conflictos y reducir distancias. La comprensión se logra a través del diálogo, no a través del uso de un silencio frio que agudiza las diferencias. Si bien es cierto que en algunos casos el silencio puede funcionar y la otra persona se disculpa y cede, en última instancia esta táctica solo puede generar resentimiento y problemas, ya que el conflicto no se ha resuelto realmente, sino que solo se ha cubierto.
¿Cómo siente la persona que sufre la estrategia del "silencio"?
El silencio se puede interpretar de muchas maneras, pero solemos interpretarlo de la peor manera posible. Un metaanálisis realizado en la Universidad de Texas que incluyó los resultados de 74 estudios en los que participaron 14.000 personas, concluyó que el silencio suele ser muy destructivo en las relaciones de pareja y las personas lo interpretan como la falta de implicación del otro y un intento de sumisión emocional. Estos psicólogos han visto que el uso del silencio como castigo es común en las parejas y es uno de los factores que llevan al divorcio, no solo porque estas personas se sienten menos satisfechas con la relación, sino también porque perciben a su pareja como emocionalmente más distante. De hecho, uno de los problemas es que quienes sufren silencio se sienten cada vez más frustrados por la falta de respuesta y la implicación del otro, por lo que la relación se volverá cada vez más tensa y habrá más conflictos. La persona que es víctima del silencio se sentirá confundida, frustrada e incluso culpable. También es probable que se sienta sola e incomprendida. Obviamente, estos sentimientos no contribuyen a mejorar las relaciones y resolver conflictos, al contrario, crean una brecha cada vez mayor.
De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Lovaina encontró que el silencio no ayuda a hacer desaparecer u olvidar los problemas, al contrario, los fortalece. Estos psicólogos han descubierto que la mejor manera de dejar atrás los conflictos es hablar de ellos.
Aquí, por tanto, nos estamos refiriendo a ese silencio con el que algunas personas castigan sistemáticamente a los que les rodean. Ese padre, ese marido, esa madre... Nos referimos a aquellas personas que, cuando otros no "obedecen", cuando algo no les agrada, entonces atacan con silencio. El silencio impuesto es muy doloroso. Es una agresión que duele más que un grito, más que un golpe incluso. Es el castigo preferido de los manipuladores. Esa persona que no responde a tu saludo, que va por la casa ignorándote, que deja de contestarte a los mensajes... esa persona te está atacando. ¿Sabes por qué hace esto? Porque no regresaste en el momento en que él - ella quería, o tal vez porque no estabas de acuerdo con su solicitud, o por cualquier motivo por el que haya podido sentirse agraviado. Si pides explicaciones sobre su silencio, te dirá, por ejemplo, que está enojado, nada más, y que no te habla por esta razón. No es cierto, esa persona sabe que tratándote de esta manera conseguirá lo que quiere, sabe que de esta manera logra manipularte, hacerte daño. La próxima vez te lo pensarás dos veces antes de no ceder a sus deseos.
Si eres una de las personas que usa el silencio como arma, piénsalo: piensa en el hecho de que probablemente estás haciendo mucho daño a una persona cercana a ti y le estás lastimando.
Si eres de esas personas que sufren porque son atacadas por alguien con su silencio, aquí tienes algunos consejos para ti:
Sé fuerte y no sucumbas a su manipulación, tal vez deje de hacerlo.
Rompe el silencio, habla con él/ella, no tengas miedo. Desmonta sus argumentos.
Di claramente como te sientes. Explica que su actitud es dolorosa y desproporcionada para ti.
Si sus silencios son continuos y afectan a tu salud mental, si van acompañados con otras conductas de manipulación, si puedes, deja a esa persona. Vete.
La agresión con silencio al igual que otros tipos de maltrato psicológico son difíciles de denunciar. Quien practica esta "técnica" suele ser una persona que controla bien sus impulsos. ¡No le creas cuando te dice que él/ella es el que más sufre! Y, aunque ese fuera el caso, te está castigando.
Los usos positivos del silencio
El silencio no siempre es negativo.
Si una persona se vuelve peligrosa para ti, dejar de hablar con ellos puede ser una manera de protegerse. Si alguien te ha hecho algo realmente serio, puede ser una forma de demostrarlo y, por lo tanto, puede ser legítimo.
A veces, por tanto, es mejor guardar silencio, como por ejemplo: – Cuando estamos demasiado enfadados y nos damos cuenta de que podríamos decir cosas de las que nos arrepentiríamos más tarde. - Cuando nuestro interlocutor está demasiado exaltado y el debate está degenerando. – Cuando el silencio se utiliza como una pausa en la discusión para que el otro reflexione sobre sus palabras.
La diferencia entre estos usos positivos del silencio y el silencio utilizado como castigo es que muestran respeto el uno por el otro y no tienen la intención de doblegar o lastimar a nadie.
En cualquier caso, es importante pensar que el silencio es un dardo vacío que puede adquirir múltiples significados, por lo que si alguien es realmente importante para nosotros es mejor decir asertivamente lo que pensamos y sentimos. Entonces ya no habrá lugar para el dolor ni para los malentendidos.
Fuentes: - Schrodt, P. et al. Por. (2014) A Meta-Analytical Review of the Demand/Withdraw Pattern of Interaction and its Associations with Individual, Relational, and Communicative Outcomes. Monografías de Comunicación; 81(1): 28-58. - Stone, C.B. et. Por. (2012) Hacia una ciencia del silencio. The Consequences of Leaving a Memory Unsaid. Perspect Psychol Sci; 7 (1)
- Traducción libre del articulo de Jennifer Delgado Suárez en Angolo della psicologia.
- Traducción libre del artículo de Ana maría Sepe en Psicoadvisor.
- Traducción libre artículo en Guida Psicologi del 18 de Septiembre de 2019.
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